La Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía busca consolidar científicamente las disciplinas teológicas y filosóficas para ayudarnos a pensar la complejidad del mundo actual y responder a ella interdisciplinariamente haciendo dialogar la fe, la ciencia y la cultura.
En tiempos en los que prima una utilización más bien instrumental de la razón y un paradigma tecnocrático que condiciona la vida de las personas y el funcionamiento de la sociedad, la Universidad Católica de Temuco quiere potenciar las humanidades, reconocerle su lugar y papel insustituible en el desarrollo humano, personal y social. A la vez e busca reimpulsar, consolidar y hacer más difusiva la teología y la filosofía, en el conjunto de la comunidad universitaria. Y para ello, será necesario profundizar ambas disciplinas en sus propios términos, hacerlas dialogar entre sí y con las otras ciencias presentes en la Universidad.
También será necesario hacer dialogar ambas disciplinas con el conjunto de las otras ciencias, para enriquecerse en la comprensión de la realidad y para pensar juntos los fundamentos del conocimiento científico, el lugar correspondiente y el sentido de cada una de las diversas disciplinas. Hoy más que nunca se hace necesario hacer ciencia en búsqueda de verdad, pensar la ciencia que hacemos, sus posibilidades, sus por qué y para qué, y los términos de su aplicación en la vida práctica de los habitantes y comunidades que constituyen esta Región.
Antecedentes Históricos
A través de diversas actividades se promovía la reflexión en torno a la vocación profesional de los primeros estudiantes de la UC sede Temuco. El año 1976, y como fruto de la preocupación de la Universidad por entregar formación cristiana, fue creado el “Departamento de Estudios Teológicos”. A partir del 24 de agosto de 1982, por decreto de Gran Cancillería se transformó en “Centro Teológico Pastoral”. Luego de la creación de la Universidad Católica de Temuco, el año 1991, dicho Centro pasó a llamarse “Centro de Estudios Religiosos”. El 14 de julio de 1993 por Decreto de Gran Cancillería, se transforma en “Instituto de Estudios Teológicos”. Monseñor Sergio Contreras, Gran Canciller de la Universidad en ese entonces, señaló cuál era su misión: ofrecer a la comunidad universitaria posibilidades serias para el diálogo ciencia y fe, cultura y fe; prestar servicio a la formación de los profesores de religión y organizar para la comunidad los servicios religiosos fundamentales abriendo espacios para la acción pastoral universitaria. Ya en este tiempo se prestaban cursos de sello institucional y formación general a todo el estudiantado.
En contexto de crecimiento y complejización de la Universidad, entre los años 2014-2015 se realizó un proceso de discernimiento entre la Universidad y la Gran Cancillería que derivó en la necesidad de crear una Facultad que alojara no sólo la disciplina de la teología, sino también la filosofía y la ética y se convirtiera en una plataforma desde la cual estas disciplinas sello institucional pudiesen ser cultivadas en profundidad y extensión, con alcance y relevancia tanto en la docencia de pre y posgrado, el vínculo con el medio eclesial y social y la investigación con la consecuente productividad científica.
Este proceso llevó a la creación oficial de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía el 7 de septiembre de 20162 por Decreto de Gran Cancillería 4/2016 (que presta aprobación al acuerdo 2-383-2016 del Honorable Consejo Superior que transforma el Instituto de Estudios Teológicos en la FCsRF). Y así nace una nueva Unidad Académica en el seno de la UCT. En estos casi siete años de vida, la Facultad ha diversificado su planta académica, se ha estructurado de acuerdo a las disciplinas que cultiva, se ha creado una carrera propia de pregrado y un programa de posgrado, está diseñando un segundo posgrado y continua en su proceso de fortalecimiento de todas las labores sustanciales que como Facultad de una Universidad le corresponden.
La Facultad de Ciencias Religiosas y Filosofía nace entonces con la finalidad de contribuir desde la academia al desarrollo de la hermosa labor de promover el diálogo y encuentro entre la fe y las culturas desde el cultivo riguroso de los saberes teológico, filosófico y ético, con los métodos que les son propios y nutriendo las funciones sustantivas de docencia de pre y posgrado, la investigación, el vínculo y la gestión. Todo esto en un esfuerzo permanente de trabajo interdisciplinario.
